Trujillo y su egolatría.

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Rafael L.Trujillo.


Nota el uniforme que usaba Trujillo Molina costó en aquella época la friolera de 10 mil dólares que a la tasa de hoy costar ascendería a 470 pesos dominicanos.

Por Marcelo Peralta.

Desempolvando la hemeroteca he tropezado con papeles referente a la trayectoria política, militar y presidencial de Rafael Leónidas Trujillo Molina.


Antes de asumir la Presidencia y gobernar el país a su antojo y con manos de hierro, la egolatría de Rafael Leónidas Trujillo Molina ya venía demostrando poder y dureza para asumir el poder absoluto en 1930.  

Por ejemplo en 1926, cuando era coronel y Jefe de la Guardia Nacional, Trujillo hizo que sus oficiales designaran un nuevo parque en San Francisco de Macorís con el nombre de Parque Coronel Trujillo.

Sin haber logrado ninguna gran hazaña en la vida, en 1927 contrató al escultor Ismael López Glass con el fin de que le esculpiera un busto para él posó con infinita paciencia.

Este sería el primero de una serie de más de 2,000 estatuas que se erguirían por todo el territorio nacional durante los 31 años de su dictadura.

El historiador Frank Moya Pons, cuando todavía era coronel, Trujillo obligó a sus oficiales a que colgaran su retrato en todos los cuarteles del país.

Mucho antes del año 1930, Trujillo contrató a dos periodistas, a Rafael Vidal y a Rafael Damirón, para que empezaran a abrillantar la figura y el desempeño de este ambicioso militar desde las columnas de sus periódicos.

En 1929, Trujillo compró una imprenta e inició la Revista Militar, dirigida por Rafael Vidal.

Tiempo más tarde incorporó a escritores y poetas Rafael César Tolentino y Tomás Hernández Franco.

Este último, publicaría una serie de artículos sobre Trujillo y el golpe de Estado de febrero de 1930, los que reuniría bajo el nombre de “La Más Bella Revolución de América”.

Se evidencia que Trujillo Molina catapultó su meteórica carrera a base de sangre, traición, robo, terror, y como vulgar arribista, elevó la grotesca cursilería que emana de la ignorancia oropelada a niveles nunca antes alcanzados por patán alguno en la historia del continente americano. 

Lo humillante es que todo un pueblo estuvo obligado a seguirle la corriente durante 31 años de inagotables alabanzas, desfiles, aclamaciones e inflados elogios.

Poder.

Al ascender al poder en mayo de 1930, Trujillo hizo que el Congreso lo nombrara “Generalísimo en Jefe de todos los Ejércitos de la tierra, mar y aire”.

Trujillo tenía la República un efectivo militar de unos mil 500 hombres y su Marina la componían dos cañoneras o barcas artilladas y en cuanto a la aviación la constituían dos aparatos Parman, anteriores al 1916".  

La misma Ley que lo hizo Generalísimo detallaba cómo habría de ser el uniforme oficial del Jefe de Estado vitalicio.

José Almoina, quien era secretario de la Presidencia, lo describe: “Lo eligió él mismo.

Este uniforme lo constituyen una casaca con faldones de frac, de tela azul de vicuña cubierta de entorchados a realce de oro, con peso aproximado de unos 12 kilos.

El pantalón con bandas de entorchados de oro, de vicuña recia y azul; un bicornio adornado de entorchados de oro cubierto de plumajería diversa, como de guacamayo.

También, un fajín con colgantes de oro y flecos de lo mismo; la banda tricolor terminada en colgantes de oro, con el escudo de la República bordado en oro en el centro; un espadín que cuelga de un tahalí de oro; un bastón de Gran Mariscal y otro bastón de mando, con borlas; guantes blancos de cabritilla y zapatos de charol con hebilla de oro.

Los legisladores muy sesuda y seriamente votaron a unanimidad y no hay que decir que en Santo Domingo todas las Leyes son acordadas por unanimidad.

Este uniforme costó 10 mil dólares.

Trujillo hizo que el Congreso estableciera por ley, en detalle, como habría de ser el uniforme oficial del Generalísimo y como no instruyó a sus modistos europeos a que se lo confeccionaran, resulta obvio que el Estado dominicano cargaría con la cuenta de este aparatoso envoltorio.

Ya como dictador, Trujillo sometió a toda la prensa bajo su yugo.
Usando amenazas, violencia, chantaje y acoso económico logró que los principales periódicos cerraron sus puertas.

Después del cierre del Listín Diario que estaba bajo el control de los hermanos Pellerano, fueron balaceados y heridos en dos diferentes ocasiones.

En ese entonces estaban los principales periódicos del país eran La Nación, El Caribe en la Capital y La Información en Santiago.

La Nación y el Caribe eran propiedad de Trujillo pero estaban en manos de testaferros.

En Estados Unidos y en países latinoamericanos, Trujillo tenía periodistas a sueldo, muy bien pagados, para que escribieran alabanzas y admiración por sus grandes logros y sus aptitudes excepcionales. 

Frases: 
Eran repetidas en desfiles, reuniones y celebraciones trujillistas y en transmisiones radiales.

También aparecían en letreros, afiches, periódicos y volantes:

“Gracias a Dios y a Trujillo”

“Trujillo nos da todo a cambio de nada”

“Loor a Trujillo”

“En esta casa Trujillo es el Jefe”

“Todo lo que soy se lo debo a Trujillo” 

“Sólo Trujillo nos cura”

“Dios en el Cielo y Trujillo en la Tierra”

“Compre lotería, salga de pobre y Trujillo siempre”

“Todo por Trujillo”

“Dios y Trujillo son mi fe”

“Trujillo no necesita al pueblo, es el pueblo el que necesita a Trujillo”

“Que viva el Jefe”

“Con Trujillo hoy, mañana y siempre”

“Trujillo es Símbolo Nacional”

“Trujillo Siempre”

“Sólo Trujillo es mi Norte”

“Rompan fila y que viva el Jefe”

“En este hogar se compra lotería y se venera a Trujillo”.

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