María Ureña Salazar 104 años que no “es paja de coco”. Es la mujer más longeva de Joba Arriba en Gaspar Hernández.

La imagen puede contener: una personaMaría Ureña Salazar.
Por Marcelo Peralta.
Joba Arriba, Gaspar Hernández, R.D.- María Ureña Salazar, ha cumplido 104 años de edad, convirtiéndose en la mujer más longeva de Joba Arriba en Gaspar Hernández, con salud, memoria envidiable a su edad y madre abnegada. 
A sus 104 años de edad, hubo una ocasión especial que mereció ser disfrutada rodeada del cariño de los familiares que las la quieren.
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Es la madre del doctor Adilcio Ureña Salazar, médico de vocación, profesional cabal y dispuesto a servir a favor de los más necesitados.
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Es una mujer de poderosa personalidad, inspiradora, católica, de estilo de vida envidiable e increíble.
Ahí está Doña María Ureña Salazar al “pie del canon” y el “primera fila” respaldando a su hijo doctor Adilcio Ureña mientras habla en la Fundación Centro de Atención Primaria y Medicina Integral de Joba Arriba.
Aquí, comunitarios creen que la longevidad de María Ureña Salazar está vinculada con el respeto con le lleva su cuerpo.
La forma de vida incluye alimentos balaceados y el compromiso y recomendaciones de su hijo, doctor Adilcio Ureña de medicarla, alimentarla y sus días de descanso.

Ha pasado toda su vida en Joba Arriba y asiste todos los sábados a las jornadas médicas que realiza su hijo, doctor Adilcio Ureña  Salazar en la fundación que instaló en esa comunidad luego de realizar sus labores en Moca donde reside desde hace muchos años.

Otra de sus hijos es María Ureña, quienes les han dado, nietos, nietas, biznietos, biznietas que la convierten en la mayor alegría, conservando el gusto por arreglarse y cuidar los detalles en el vestir.

Goza de increíble vitalidad, no usa lentes, ha superado las dolencias corporales manteniendo  increíbles niveles de actividad a pesar de su edad.

Buena memoria que le ha permitido participar en las jornadas medicas que realiza su hijo a favor de las más necesitados, disfrutando del calor de sus seres más queridos.

104 años, con toda su vida se ha dedicado a las tareas del hogar y ayudar a sus hijos e hijas a superarse.

A pesar de haber nacido a principios de siglos María Ureña Salazar pudo aprender a leer y escribir.

Se mueve de forma autónoma y de pasar toda una mañana sentada en la clínica hasta que su hijo y los demás médicos concluyan sus compromisos.
Vive en Joba Arriba, un pueblo fundado en el 1900 y convertido en Distrito Municipal en el año 1997 donde predomina un ambiente muy agradable.
Este lugar tiene un envidiable y acogedor ambiente por su temperatura baja, forestación y enclavado en la Cordillera Septentrional.
Los habitantes de esta localidad viven y gozan de mejor salud en la vejez que en la juventud debido al hábitat.
La durabilidad de Doña María Ureña Salazar obedece a que sigue unas reglas estrictas de alimentación y descanso por recomendaciones de su hijo doctor Adilcio Ureña Salazar.
Sin duda que la gente que conoce desde hace varios años alaban el estilo de vida de Doña María Ureña Salazar.
Muchos dicen que acostumbrar el cuerpo a dieta balanceada son costumbres que aumentan los años de vida.
Quienes conocen a María Ureña Salazar y las que la han visto por vez muestran actitudes sorprendentes por la edad que tiene. 
Parce que la edad de este gran ser humano es fruto de una mezcla de religiosidad, espiritualidad, estilo de vida, ejercicio mental, apoyo familiar y social.
Vive en su propia casa, acogedora, llena de recuerdos familiares, rodeada de allegados, amigos y relacionados.
Su longevidad podría estar basada en la calidad de vida pura que ha desarrollado, por su bondad y la bendición de la vida.
El estilo de vida de María Ureña Salazar se asemeja a una poderosa receta de bienestar, que no es algo que acepta todo el mundo resistirla.
Muchos reconocen que hay diferentes niveles de cumplimiento de las reglas sociales y de dieta marcadas por el ser humano.
El caso de esta mujer que durante toda su vida ha luchado podría ser un modelo persuasivo para un mundo que lucha contra la obesidad, la diabetes y las enfermedades crónicas de la vejez.

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