El ocaso del periodista Carlos Cepeda

Una foto de Federico Basilis.
Carlos Cepeda.Foto Federico Basilis.
Por Marcelo Peralta
Quizás para muchos periodistas de la nueva generación y que hace algunos anos eran “pichones” como se dice en el argot popular dominicano, el nombre de Carlos Cepeda no les signifique nada, aunque para otros sí.
Aunque si lo vieran mendigando en el semáforo de la avenida 27 de Febrero antigua Central en el sector de Gurabito, frente a la plaza comercial de renombre, pero Carlos Cepeda en las salas de redacción de los periódicos dominicanos era un hombre renombrado, respetado, admirado por su capacidad en elaborar noticias y reportajes, e inclusive hasta desde su mismo escritorio lo hacía sin necesidad de ir a las calles.
Una foto de Federico Basilis.
Trabajo con eficacia en los vespertinos La Noticia y Ultima Hora ya desaparecidos y redactor y fundador el 1 de agosto del 1981 del periódico capitalino “Hoy”.En estos medios Carlos Cepeda teclió las máquinas de escribir Olivetti y la Remington con las noticias de primera página o de abrir el informativo ya fuera judicial, política, económica, social, cultural, deportiva, por lo se gano el sobrenombre de “Carlos Cultura”.
 Lamentable y desgraciadamente, demoralizado por la falta de empleo seguro, aislamiento de familiares, amigos y compañeros de oficios, se deprimió, cayó en el vicio del alcohol y las drogas, y esta ultima le causo el daño más terrible que lo llevo a la sepultura.
Las viejas leyendas del periodismo dominicanos cuentan que Cepeda era muy bueno en sus mejores épocas de reportero en los gobiernos de Joaquín Balaguer, del PRSC- 1966 1978; Antonio Guzmán Fernández, 1978-1982 y Salvador Jorge Blanco, 1982-1986 ambos del PRD.En estos dos últimos gobiernos, Cepeda trabajo en la Dirección General de Prensa de la Presidencia de la República, hasta que cayó en la desgracia por el maldito licor que lo consumió física y laboralmente hasta provocarle graves daños en la salud y finalmente le causara la muerte.Pero lamentablemente el periodismo ha perdido a una pluma inigualable, insuperable al decir de sus viejos compañeros de oficio, escasamente se acuerdan de Carlos Cultura, quien igualmente dejó huella reporteril en diarios de la Capital dominicana.Quien escribe conoció muy bien a este humilde hombre, genio de las letras y nunca lo desamparo a pesar de los adicción a las drogas y al alcohólico. Solo nos resta desearles paz a sus restos y que Dios lo perdone.

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