El horno de Juan Luis

Por: Luis Amílkar Gómez.
No sé para los demás dominicanos, pero en lo que a mí respecta cada disco nuevo de Juan Luis Guerra es motivo de curiosidad y júbilo. 


Desde que me impresionó en “Mudanza y Acarreo”  hasta su reciente “Todo tiene su hora”, pre-ordeno sus producciones como si se fueran a agotar antes de llegar al mercado.
 
Yanina Rosado.
Y es que con 4:40 no existe el temor de que el compacto solamente tenga un éxito y los demás sean rellenos, como ya es costumbre en la mayoría de las propuestas musicales de los últimos tiempos.

Esta vez en “Todo tiene su hora”, Juan Luis logra una vez más un fruto de calidad y con la sabrosura que conlleva la mezcla de ritmos caribeños por un verdadero alquimista que conoce la fórmula al dedillo.

Aunque el primer número de este producto él lo bautizó Cookies and Cream, el pueblo lo llamaría “el horno no está pa’galleticas” porque se refiere a la situación que vive nuestro sufrido país en el presente. 

Esta es la acostumbrada canción social de su trabajo con lo que manifiesta        una vez más su interés por el bien estar nacional.

“Tus Besos” es la canción ya conocida del CD por su promoción anticipada en todo el mundo y que ha sido un éxito en diferentes mercados.

Me agradó el “Canto a Colombia”, donde rinde un bello y merecido homenaje a esa nación hermana, que tanto ha aportado a la música latinoamericana en general, y a la dominicana en particular. 

Es un tributo a la bondad colombiana asegurando que el “sol se despertó en Barranquilla” y que “la luna no se mueve de Cartagena”.

Alternando los ritmos como siempre, comenzó con un merengue, luego una bachata y después con lo que se llamaría una cumbiarítmica para seguir con el merengue que sirve de título a la obra “Todo tiene su hora”.

En éste, hace un llamado a la calma  y a la reflexión, en un mundo donde las decisiones precipitadas en las relaciones amorosas, han llenado de violencia y sangre las páginas de los diarios.

A ritmo de salsa llega “Dime Nora mía” con el que declara su amor a su esposa por enésima vez manifestándole que en “Nueva York, las noches son más frías pero en tu compañía, no hay nada mejor.”

Pero la que me hizo olvidar lo que pagué por el disco fué “Para que sepas tú”. 

La introducción musical de la pieza me hizo pensar que a pesar de los pesares la vida todavía vale la pena.

 La lírica esa morosamente inspiradora y el coro doblado de Juan Luis dejándose llevar por la cadencia del son, te dicen que la perfección existe.

Con todo el respeto del mundo, si yo fuera Juan Luis, la canción de Nora hubiera sido “Para que sepas tú”.

“El Capitán” es la parte religiosa de la cosecha.

Que nadie se engañe es mi segunda gran favorita.

Es un merengue súper pegajoso con un tremendo arreglo, con la valentía de la fé y con la jocosidad que solo puede traer un “tiburón con cara de pillo y de ladrón”.

Si fuera promotor del disco, apostaría mi dinero a “El Capitán”, sencillamente porque tiene el olor nauseabundo del éxito.

Como buen padre escribió “Muchachita linda” a su hija Paulina. 
Es una bachata cantada con gran ternura y donde destaca un bonito solo de guitarra.

Regresa la salsa en “Todo pasa”. 

Con un ritmo envidiable y una lírica a lo Juan Luis, el artista le canta a la eternidad del amor porque en verdad “lo único que nunca pasa es el amor”.

La culminación de la producción se dejó para “el sueño compartido” de Juan Luis Guerra y Johnny Ventura por cantar juntos.

 “De Moca a París” es un merengue sumamente contagioso que el maestro lo hizo sonar a lo Johnny y que de seguro se va a escuchar muy a menudo en la radio nacional.

Hay que destacarla participación destacada de la directora del Dream Team de Juan Luis Guerra, la compueblana Janina Rosado, a quien vi crecer y hacerse música en mi Sabaneta. 

Janina estuvo a cargo del piano, la programación, copias musicales y
Co-producción de “Todo tiene su hora”.

A pesar de que en nuestro país se vive el “a lo malo bueno, y a lo bueno malo”, cada contribución musical de 4:40, l los hace renacer ese orgullo dominicanísta que poco a poco se ha ido perdiendo.

Y, entonces, vuelve y nace la esperanza.



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