Fallece ícono cubano pitcher de Grandes Ligas Conrado Marrero a los 103 años de edad

Conrado Marrero

Por Eugenio Perez
LA HABANA, El afamado elanzador cubano Conrado Marrero, quien jugó en la década de 1950 en las Grandes Ligas de Estados Unidos, murió hoy en La Habana a sólo dos días de cumplir los 103 años y con plena lucidez, informó su familia.

Conrado Eugenio Marrero Ramos, nació en Laberinto, en la antigua Sagua la Grande, ahora provincia de Villa Clara, el 25 de abril de 1911.

El pelotero cubano ostentaba el récord de ser el exjugador de Grandes Ligas más longevo con vida, distinción que ahora queda en manos del exreceptor estadounidense Mike Sandlock, de 98 años.
Además de haber jugado para los equipos de Cienfuegos, Almendares, Marianao y Habana, en el béisbol profesional de Cuba, y en los Indios de Juárez, en la liga mexicana, Marrero también formó parte del plantel de los Senadores de Washington.

Cuando Marrero cumple 102.
Era bajito, unos cinco pies y medio (1,53 metros), con un peso de 160 libras (72,5 kilogramos), brazos cortos y manos pequeñas, lo que en nada le confería un físico de atleta.

Con su gran control y habilidad logró vencer a los grandes bateadores de su época en las Ligas Mayores, como Ted Williams, Mickey Mantle y Al Kaline.

"El Guajiro de Laberinto", como era conocido, llegó a la "gran carpa" (liga profesional de Estados Unidos) en 1950, cuando firmó por los Nacionales de Washington a la edad de 39 años, y durante cinco temporadas ganó 39 partidos, además de exhibir promedio de efectividad de 3,96 y registrar 297 ponches.

Su último año como lanzador en activo lo pasó en Nicaragua con el equipo León, 1958.

En total ganó 367 juegos y su promedio de carreras limpias fue de 2,22, toda una hazaña para un hombre que lanzó más de 4.500 entradas en sus dos décadas de juegos.

Tras el triunfo de la Revolución cubana en 1959, Marrero no emigró, como otros tantos talentos, sino que se quedó en la isla como entrenador de varios elencos de la Serie Nacional, especialmente los de la región oriental, y entre sus pupilos destacaron Braudilio Vinent y Ciro Silvino Licea.

En 1998 el entonces secretariado general de la Central de Trabajadores de Cuba le otorgó a Marrero la Orden Lázaro Peña de Primer Grado, distinción que por primera vez se le concedió a un pelotero del país.

En una encuesta popular realizada en 2001 fue seleccionado entre los 100 mejores deportistas cubanos del siglo XX, y más adelante, en 2003, recibió el título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba.

Con su muerte, en la tarde de este miércoles, el deporte en la isla pierde a una de sus figuras más queridas, una leyenda como lanzador y un cubano de pura cepa, jocoso, conversador y amante del buen tabaco.

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